Los últimos meses (enero, febrero y marzo) han sido muy intensos y con muchos cambios (de ciudad, de domicilio, un nuevo trabajo que no esperaba pero necesito…etc.) aún estoy a caballo entre 2 ciudades a las que quiero, aunque no esté disfrutando mucho de mi querido Cádiz. En estos meses he vuelto a entrar en esa rutina en la que muchas veces nos vemos envueltas, donde nuestro día a día se dedica a cumplir con obligaciones (exigencias, necesidades, afecto…externas e internas) y no queda tiempo o casi nada para dedicarlo a lo que queremos y como eso va haciendo mella en nuestra energía, bienestar emocional y nuestra vida.
En la sociedad en la que vivimos nos han enseñado a VIVIR en PILOTO AUTOMÁTICO, desconectadas de lo corporal, de nuestras sensaciones, emociones, pensamientos y de nuestra identidad, nuestra vida. Es por esto, que conforme avanzamos a nuestra edad adulta, sentimos más la sensación a veces de estar viviendo la vida de otra persona, tenemos crisis existenciales, EXISTIMOS la mayoría de nuestro tiempo en PILOTO AUTOMÁTICO, esto significa que tal como nos levantamos no paramos, estamos todo el día realizando actividades, obligaciones, responsabilidades, siempre pensando en lo que tenemos que hacer más tarde o mañana, y poco centradas en el instante o momento presente, estamos separadas de nuestra conciencia.
Cuando nos encontramos en esta situación nuestro cuerpo nos avisa, en ocasiones de una manera suave y sutil, como el resfriado que me acompaña (en estos meses) y solo me suelta por leves periodos de tregua, o de maneras más drásticas, según lo desconectadas que nos encontremos en ese momento. De ahí la importancia de que aprendamos a escuchar nuestro cuerpo, sus síntomas, lo atendamos y lo exterioricemos para vivir desde el momento presente, conectándonos a nuestra respiración, aceptando los cambios o situaciones que nos esté costando digerir (o estemos aferrándonos) y dándonos tiempo y espacio para nosotras mismas.
Lo cual se hace muy difícil, ya que se nos enseña y nos imponen que las mujeres tenemos que ser “perfectas”, “superwomans” que llegan a todo y para todos (menos para nosotras), que tiran adelante con dobles y triples jornadas de trabajo, cargando con todo el peso afectivo y emocional sobre nuestras espaldas, quedando relegadas al último puesto de un sinfín de quehaceres y prioridades.
REIVINDICO nuestro DERECHO a nuestro TIEMPO, a volver la mirada sobre nosotras y atendernos, a vivir conscientes, a OCUPARNOS de nosotras, cuidarnos, mimarnos, amarnos, CREANDO el espacio y tiempo para hacerme feliz, darme lo que necesito, perseguir lo que me apasiona, regalarme tiempo, relaciones, experiencias de calidad. Y para que las mujeres podamos crear y regalarnos ese tiempo, que nos corresponde por DERECHO, no podemos olvidarnos que necesitamos personas que nos acompañen, que no miren para otro lado, que se impliquen en la misma medida que lo hacemos nosotras en el cuidado y crianza, que estén dispuestos a ceder privilegios y asumir responsabilidades, a una sociedad concienciada y un Estado que cree y legisle políticas sociales de equidad real (conciliación, permisos de maternidad y paternidad, cuidados, brecha salarial…etc.)
Esta semana santa, pude tener el privilegio de regalarme tiempo para MÍ, disfrutar de 10 días de vacaciones para PARAR el ritmo, descansar, mimarme, disfrutar las puestas de sol, la buena compañía, bailar, escucharme, sentir, PERMITIRME todo lo que quiero, OCUPARME de mí y que ¡bien sienta!, darse lo que una necesita y quiere, vivir desde el consciente, conectada. PODER elegir sobre mi vida y volver a tu centro.
¿Cuándo fue la última vez que te regalaste tiempo? ¿En qué inviertes ese tiempo? ¿Es un tiempo de CALIDAD? ¿Te aporta, llena y nutre? O ¿Te resta, vacía y roba tu energía?
Suscríbete a mi newsletter
Suscríbete y obtendrás mi guía "DESPIERTA" de forma gratuita.